Del 13 al 16 de marzo de 2025 se ha celebrado el VII Congreso Internacional de Educación Ambiental, organizado por la Asociación Española de Educación Ambiental (AEEA), en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Bajo el lema “Educación Ambiental para la transformación social y ecológica: de la conciencia a la acción. Sembrando cambios, cultivando futuros”, el congreso reunió profesionales, educadores y educadores y personas comprometidas con la sostenibilidad.

La Fundación Vida Sostenible fue invitada a participar en diferentes actos y actividades y, entre otras ponencias y talleres, tuvimos la oportunidad de realizar el taller “La naturaleza nos alimenta”, en el marco de nuestro proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje.

En este taller recuperamos ese vínculo esencial con la naturaleza, reflexionando sobre cómo nos alimentamos hoy y cómo podemos volver a conectar con el origen natural y social de los alimentos. Así que nos pareció una gran oportunidad realizar el taller “La naturaleza nos alimenta” en este contexto y presentarlo como una propuesta formativa y práctica que ofreció a profesionales de la educación ambiental una herramienta para trabajar con diversos públicos, especialmente jóvenes y comunidades educativas.
La naturaleza nos alimenta
Más allá del acto rutinario de comer, está la realidad de que cada ingrediente en nuestros platos proviene directa o indirectamente de ecosistemas vivos y de procesos naturales que requieren tiempo, equilibrio y respeto por la biodiversidad.

Desde tiempos remotos, la humanidad ha dependido de la naturaleza para alimentarse. Y es importante tomar conciencia de que la naturaleza nos alimenta porque solo así podemos reconocer nuestra dependencia de ella, valorar los bienes que nos ofrece y asumir la responsabilidad de proteger los ecosistemas que hacen posible nuestra vida.

Con este taller pretendemos crear una experiencia participativa, sensorial y educativa que nos permita crear vínculos entre los alimentos que llegan a nuestras mesas y la naturaleza que los produce. Se estructura en cuatro momentos relacionados con la alimentación y todas las personas participantes pudieron vivenciar y reflexionar sobre ellos.
De recolectar a percibir con los sentidos
Comenzamos el taller saliendo al entorno para recolectar alimentos con nuestras propias manos; por supuesto previamente los habíamos distribuido simulando diferentes espacios en los que se pueden cultivar o recolectar alimentos. Esta actividad revive el vínculo ancestral entre humanidad y tierra, desde los tiempos en que éramos recolectores y recolectoras hasta los actuales modelos de agricultura. Además, permitió la reflexión sobre los sistemas de producción, el manejo ecológico y la soberanía alimentaria.

De vuelta al espacio común, exploramos los alimentos recolectados usando nuestros sentidos. Clasificamos los alimentos según la parte de la planta que comemos –hojas, raíces, flores, frutos o semillas– y jugamos con colores, formas, texturas y aromas. Creamos mandalas con los alimentos y compartimos lo que sentimos: tierra, estaciones, trabajo agrícola, recuerdos. Esta conexión sensorial nos ayuda a comprender por qué es tan valiosa la biodiversidad vegetal y por qué una alimentación rica en colores y variedad también es buena para nuestra salud.
Cocinar y comer: un acto colectivo y social
Pasamos a la zona de cocina donde preparamos una receta sencilla con los alimentos recolectados. Cocinar se convierte en un acto de cuidado, colaboración y creatividad. Usamos ingredientes frescos de temporada y hablamos sobre los beneficios de una alimentación basada en productos vegetales, locales y sin tóxicos. También introducimos la idea del compostaje como una forma de cerrar el ciclo de los alimentos y devolverle a la tierra parte de lo que nos da.
El taller culminó compartiendo la receta elaborada. Alrededor de la mesa, hablamos de cómo comer no es solo nutrirse, sino también un acto cultural, social y político. Compartimos saberes, recuerdos, costumbres y territorios a través de la comida. Reflexionamos sobre la importancia de conocer de dónde vienen los alimentos, cómo se cultivan o crían, y quién está detrás de ellos.

Así, las acciones cotidianas de elegir nuestros alimentos, observarlos, cocinar y comer fortalecen el vínculo con nuestro entorno y con las personas con las que compartimos mesa, vemos en los mercados al llenar la cesta de la compra, colaboramos en el huerto comunitario, etc.
Como ya observamos cuando realizamos el taller “La naturaleza nos alimenta” el pasado otoño, se crea un ambiente de bienestar colaborativo y creativo entre las personas participantes. Así que gracias a quienes de nuevo compartisteis saberes, sabores y emociones en este taller; y a la Asociación Española de Educación Ambiental por abrir este espacio de encuentro y transformación, donde sembramos conciencia y cultivamos futuros más sostenibles desde la alimentación.

El proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje es una iniciativa de la Fundación Vida Sostenible que se desarrolla con el apoyo de la #ConvocatoriaMADS de la Fundación Montemadrid y CaixaBank.
Pilar Navarro Lorente
Fotografías: Lola Hermida y Pilar Navarro (Fundación Vida Sostenible)
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