El pasado sábado 17 de junio realizamos nuestra ruta agroturística a Finca Monjarama, en San Sebastián de los Reyes, para conocer de cerca la huerta ecológica de Hugo Vela. Una empresa familiar que lleva treinta años cultivando fresas de la variedad Mara des Bois, y que nos traslada a Francia, donde su abuelo creó esta variedad.

Tras una breve presentación del proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje y destacar la importancia que tiene este pequeño “vergel” para las aves y demás fauna que habita en las inmediaciones del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y espacios protegidos por la Red Natura 2000 (ZEPA Monte de El Pardo, ZEPA Soto Viñuelas y LIC/ZEC Cuenca del río Manzanares), Carolina –nuestra anfitriona en esta ocasión– nos habló sobre los inicios del proyecto, el cultivo de las fresas Mare de Bois y de otras frutas y verduras en Finca Monjarama

 

Agua, un buen suelo arenoso y sol es lo que necesita el fresal para dar estos maravillosos frutos, aunque hemos descubierto que también precisan de mucho mimo y dedicación.

En nuestra visita hemos realizado un recorrido por la finca descubriendo los diferentes cultivos que hay en la huerta y sus variedades, deteniéndonos previamente en la zona de la maquinaria. Si bien la maquinaría no es algo que acostumbremos a ver en nuestras rutas, siempre es interesante y nos sirvió para conocer algunos aspectos importantes en el cultivo de fresas como son las necesidades de agua y, por tanto, de aprovecharla al máximo; así como hacer el caballón alto, “mullido” y protegido por plástico (este dura los cuatro años de vida óptima para la planta de fresas) para conservar la humedad, y en él va introducido el riego por goteo.

 

Por otro lado, en el tramo del río Jarama en el que se ubica Finca Monjarama hay caballerizas e hípicas cuyo estiércol, por sus características, es muy bueno para el cultivo de fresas y, por lo tanto, es la opción de proximidad utilizada por Hugo Vela: requiere menos tiempo de compostaje que otros estiércoles, y la cantidad de paja de la cama de los caballos que este contiene es muy buena como acolchado para evitar la pérdida de humedad, mantener la temperatura o airear el suelo.

 

Avanzando por los caminos hemos ido viendo las diferentes parcelas de fresas; las berenjenas, calabacines y pepinos y sus variedades dispuestos unos junto a otros; los pimientos plantados de dos en dos para que se den apoyo mutuo y no se tronchen; el patatal y su variedades de patatas; las tomateras que comenzarán a tener tomates maduros en una semana; los lirios y las peonias ya sin flor; las diminutas sandías rayadas y las verdes oscuras ya más avanzadas en tamaño; los perales y otros frutales dispuestos en algunos caminos; y las parcelas que constituirán el lugar idóneo para plantar las calabazas en breve.

 

Si nunca has estado en Finca Monjarama, un recorrido por sus campos te sorprende por su verdor, el olor de las fresas y la variedad de cultivos que encuentras en ella. Si has visitado la huerta en varias ocasiones, vas comprendiendo la rotación de cultivos que llevan a cabo para el cuidado del suelo, cómo hay algunos caballones con letreros en los que seguramente están probando cómo se pueden dar diferentes variedades de verduras y hortalizas, el aumento de la población de conejos ya que en ciertas zonas hay malla conejera o que ya no cultivan frambuesas por ser de gran atractivo para los jabalíes.

 

Y antes de que apretara mucho más el calor, nos fuimos a hacer nuestra autocosecha. Carolina nos explicó cómo disponernos y cosechar nuestras fresas: 2 o 3 personas por fila, situándonos a la izquierda de cada caballón, que era el lado en el que la mata de fresas recibía más horas de sol y en el que se veían mejor las fresas que estaban maduras (las fresas verdes o blancas no maduran una vez arrancadas y no nos sientan nada bien si las comemos, la naturaleza es sabia), y cómo coger cada fresa cortando por el «rabito» con mucho cuidado para no perder este ni el «sombrerito» (las fresas pierden agua, aroma y sabor si lo quitamos). 

 

 

Por último, descubrimos cómo comerlas: primero lavar, para quitar en este caso la arena o el polvo, después secar y, por último, quitar el sombrerito e introducirlas en nuestra boca al contrario de cómo solemos hacer, ya que la zona más abultada es la menos dulce.

La autocosecha, como en otras ocasiones, fue muy entretenida y hace que mayores y pequeños nos olvidemos de todo, para concentrarnos en buscar las mejores fresas. Una vez que todo el grupo tenía su tarrina llena, buscamos una buena sombra en la zona emparrada de mesas que hay junto a la tienda. Allí pudimos ver algunas de las verduras y hortalizas cosechadas por Finca Monjarama y que estaban a la venta, así como productos de otros productores madrileños con certificación ecológica (mieles, vinos…) y, cómo no, los productos que elaboran en Finca Monjarama con sus fresas y hortalizas: mermelada de fresas y de calabaza, miel de fresa, zumos… y sus helados, los cuales probamos grandes y pequeños.

 

Os recomendamos visitar Finca Monjarama para descubrir sus fresas, verduras y hortalizas, y los productos que elaboran. La temporada de autocosecha de fresas comienza la primera semana de mayo y dura hasta septiembre, la de uva se inicia en septiembre, y durante los meses de octubre y noviembre no os podéis perder la de calabazas. 

En Madrid, cada plato es un paisaje es una iniciativa de la Fundación Vida Sostenible que se desarrolla con el apoyo de la Fundación Montemadrid y CaixaBank, #ConvocatoriaMADS.

Fotografías: Fundación Vida Sostenible y Marta Málaga.