El pasado sábado 21 de junio volvimos a visitar Monjarama de la mano de las rutas agroturísticas que realizamos cada primavera. A pesar del calor nos acercamos a San Sebastián de los Reyes para disfrutar del sabor de las fresas Mara de Bois y otras variedades de fresas que se pueden encontrar y autocosechar en Monjarama.

En la vega del Jarama, un enclave a un paso de la capital y al borde de espacios protegidos con una importante biodiversidad –aquí se encuentran el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares o la ZEPA Monte de El Pardo, ZEPA Soto Viñuelas y LIC/ZEC Cuenca del río Manzanares. Guiados por Hugo Vela, responsable de este proyecto familiar, iniciamos un recorrido por sus campos de fresas y por huertas donde se cultivan otros productos como calabacines, calabazas o berenjenas, todo siempre en régimen ecológico certificado por el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad de Madrid (CAEM).
Autocosecha y reconexión con los sabores
Armados con cestitas, nos adentramos los fresales de distinta antigüedad y con diferentes variedades: unas más dulces, otras más ácidas, colores más oscuros o incluso algunas blancas, formas más alargadas o redondas. Hugo Vela nos mostró cómo recoger las fresas con cuidado para preservar plantas y frutos, obteniendo piezas firmes, perfumadas y llenas de sabor. También vimos que esas hileras están protegidas por plástico –una herramienta eficaz para conservar la humedad– a falta aún de una alternativa ecológica viable.

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Bajo la sombra de los árboles que están en las lindes de los fresales y el bosque de ribera del río Jarama, conocimos la historia de la finca, su compromiso con la biodiversidad, el trabajo que se realiza y los desafíos que enfrentan, como el uso responsable del agua o la búsqueda de alternativas al plástico en los fresales.
Prácticas sostenibles para huertas circulares
Hugo nos habló también de las prácticas que llevan a cabo para poder hacer un cultivo circular y ser lo más autosuficientes posible. Con el objetivo de mejorar su consumo de energía han instalado paneles solares y para hacer lo mismo pero en el caso del agua han instalado riego por goteo inteligente, que reduce fugas y adapta la dosificación al consumo real del cultivo.

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Para mejorar la biodiversidad cuentan con flora auxiliar para controlar plagas como el pulgón y en vez de químicos utilizan insecticidas hechos con ortigas, además de contar con frutales y almendros así como veza para alimentar pájaros locales después de las siegas de las fincas vecinas, promoviendo así corredores ecológicos dentro y alrededor de la finca. El círculo lo cierran utilizando compost elaborado con el estiércol de las hípicas cercanas.
Del campo a la boca
La mañana combinó lo práctico con el placer. Tras la cosecha, probamos fresas recién recolectadas: un sabor más intenso, fresco y jugoso que el que encontramos habitualmente. Al final, Hugo nos invitó a conocer la tienda de la finca, donde se pueden adquirir fresas, verduras, mermeladas, zumos… y hasta helado artesanal de fresa.

Esta visita fue una muestra clara de cómo la agricultura local y ecológica se puede desarrollar incluso en entornos metropolitanos, ofreciéndonos alimentos de alta calidad. Estas visitas y la experiencia de la autocosecha que nos ofrece Monjarama a lo largo del año nos permite conectar con el origen de lo que comemos y enseñarnos prácticas que cuidan el suelo, el agua y la biodiversidad.
¿Quieres hacer tu propia autocosecha? Consulta en la web de Monjarama las temporadas y cultivos que se pueden encontrar.
Carlota López
Fotografías: Carlota López (FVS)
El proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje es una iniciativa de la Fundación Vida Sostenible con el apoyo de la Fundación Montemadrid y CaixaBank #ConvocatoriaMADS.
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